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Columna | El Efecto Supernova
de “Nace una estrella” (2018)
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Publicado: 11 de Noviembre 2022
Tiempo de lectura: 3.5 minutos
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Recuerdo ver Nace una Estrella en cines como si hubiese sido ayer. El año es 2018 y como siempre yo estaba sentado en el centro de la sala esperando disfrutar el que sabía sería un gran éxito, aunque no estaba seguro de qué manera. Recién comenzaba a armar mi opinión como crítico de cine, lo que incluía ese dejo de desconfianza en mi visión, ya que pensaba que aún era inexperto, pero esa primera escena despejó mis dudas.
Un riff de guitarra da la entrada para “Black Eyes”, la primera canción de la banda sonora de esta adaptación. El sonido de la sala fue tan envolvente que me pareció haber sido transportado a un festival de música, especialmente pensando todo lo que me gusta el rock. La iluminación enfocada del escenario y esos parlantes hicieron que no me despegara de la pantalla en las siguientes dos horas y quince minutos. Bradley Cooper estaba debutando como director y de qué manera lo estaba haciendo.
Lo que vino después pasó a ser una gran combinación entre espectáculo y arte. Entiendo que la película se llama “Nace una Estrella” (A Star is Born), pero lo que estaba viendo se asemejaba más al efecto supernova, que es una poderosa y luminosa explosión de una estrella. Esta historia es la supernova que llevó a Lady Gaga y Bradley Cooper a sentarse juntos en Los Premios de la Academia y en esta columna voy a ahondar en los factores más importantes.
La Constelación
Como siempre, hay que partir de lo general para entender lo particular. A Star is Born recibió ocho nominaciones a los Oscars (Premios de la Academia) del 2019, ganando el galardón a mejor canción con “Shallow”. Esto fue un fiel reflejo de cómo impactó esta película en su audiencia y la crítica, y de cómo también habían más de dos estrellas en este proyecto (ergo la constelación). Desde el sonido, el guion adaptado, su cinematografía y su dirección.
Como dije antes, las escenas de conciertos, especialmente en el primer acto, son un trabajo que irradia pasión por el filme. Todo debía estar a punto para crear el efecto de inmersión, y el hecho de que todo haya sido grabado en escenarios de verdad, con público de verdad, le da un toque de autenticidad bastante potente.
Para el segundo y tercer acto el guion y las actuaciones son las que toman el foco de atención. Si bien la música no se detiene, esta pasa a segundo plano, dejando entrever las ramificaciones de una relación que se desmorona cuando la magia de la música se empieza a difuminar. Ahí es cuando la estructura de la historia comienza un contraste que se volverá drástico: el creciente éxito en la carrera de Ally versus la estrepitosa caída de la vida personal (y el cuerpo) de Jackson Maine.
Con estos polos opuestos formados, la pregunta que queda por hacer es qué tan lejos quiere llegar la película con estas diferencias. La respuesta fue: “lo más lejos”. Es brutal ver a un Jackson quitarse la vida, mientras la persona que ama toca ante un Madison Square Garden completo. Pero además de brutal, es sumamente efectivo. De hecho, aún recuerdo que una persona en la sala no se contuvo y dijo en voz alta “¡Ay no!”, cuando se dio cuenta de lo que iba a pasar. Si eso no es el efecto de una gran constelación, no sé qué otra cosa puede ser.
La Supernova de Lady Gaga
Fue lo más hablado al terminar la película. Había mucha incertidumbre por la performance de una de las estrellas más grandes del pop, que había actuado en televisión, pero nunca como protagonista de una película de este calibre.
Bueno, dudo que alguien haya salido de la sala de cine o de su sillón, pensando que la nominación a Mejor Actriz fue desmerecida. Comenzando con ese rugido que tiene en “Shallow”, terminando con “I’ll Never Love Again”, su papel de Ally puso en la palestra cinemática a una mujer que parecía tener talento ilimitado.
Ahora, todos sabíamos que podía cantar, lo interesante era ver si podía estar a la par con un actor que ha tenido múltiples nominaciones en los últimos 10 años. Esas escenas de discusiones viscerales y reales creo que son lo que terminó convenciendo al mundo. A Lady Gaga le tocó hacer todo, pero el núcleo era este y cuando llegó la hora de mostrarse, lo hizo de gran manera.
La Supernova de Bradley Cooper
De él tengo un poco más que decir. Porque el actor Bradley Cooper siempre fue un nombre conocido en Hollywood y en todas partes del mundo. Sin embargo, A Star is Born hace honor a su nombre, ya que es el nacimiento de una nueva versión del famoso actor; una que se ganó el respeto y admiración de parte de todos.
Si pensamos que Gaga hizo mucho al tener que actuar, además de cantar y bailar como lo hace regularmente, debemos aplaudir el hecho de que Bradley actúa impecablemente como Jack Maine, canta sin editar su voz y dirige todo el filme.
En esto último me voy a concentrar. La sensibilidad que muestra como director es remarcable. No se da vueltas con fotografía compleja, si no que utiliza pasos más básicos (como un plano en primerísima o primera persona) para ser más efectivo, confiando en que el resto del elenco y staff hará bien su trabajo. Esa toma que deja nominado a Sam Elliot como Mejor Actor de Reparto demuestra que sabía lo que hacía. ¿Será influencia de todos los directores con los que ha trabajado? Difícil saber. No obstante, su currículum da para pensar que Cooper es una amalgama de muchos trabajos de diferentes estilos, a pesar de que solo veamos una idea más sobria.
En conclusión, Nace una estrella es una película que ha mantenido su peso en los últimos 4 años, de la mano de una constelación de gran trabajo, con dos grandes estrellas que lograron explotar puntos nuevos en su carrera, mostrando una bella supernova que se mantendrá en el espacio durante años y años.