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5 lecciones de vida
que nos dejó Hey Arnold!
Escrito por: Clack!
Publicado: 09 de Noviembre 2023
Tiempo de lectura: 5 minutos
Fotografía:
El niño cabeza de balón junto a sus amigos marcaron a más de una generación. En Hey Arnold!, los juegos del barrio, el poder de la amistad y la resiliencia de cada personaje dejaron una huella imborrable en los corazones de niños y adultos. ¡Y cómo olvidar la icónica pieza de Arnold que todos quisimos (o aún queremos)!
Lo cierto es que esta icónica serie de Nickelodeon acompañó nuestras tardes después del colegio y fines de semana por mucho tiempo. Tanta es la nostalgia, que aquí en Clack! te traemos cinco lecciones de vida que nos dejó este dibujo animado. Si no recuerdas mucho, ¡no te preocupes! Puedes encontrar los capítulos de Hey Arnold! en Paramount+ activando tu cuenta gratis con un plan de televisión de VTR Pro.
¿De qué se trataba Hey Arnold!?
Hey Arnold! (1996-2004), es una serie animada de Nickelodeon que se ambienta en la ciudad ficticia de Hillwood. El protagonista de esta historia es Arnold, un joven con cabeza de balón, de 9 años, quien es muy inteligente y reflexivo. Vive con sus extrovertidos abuelos y pasa las tardes junto a su mejor amigo Gerald, y el resto de sus compañeros de clases, jugando béisbol o básquetbol.
La serie nos muestra el día a día de estos amigos, quienes enfrentan algunas situaciones cotidianas, como competencias deportivas o exámenes escolares, y otras un tanto bizarras, como la liberación de una tortuga gigante. Donde, de cada situación, obtienen grandes enseñanzas, basadas en las diferencias que caracterizan a cada personaje del barrio.
Por si no lo sabías, el vecindario de Arnold está compuesto por personajes multiétnicos, con distintas composiciones familiares, algunos problemas económicos, distintas enfermedades y personalidades completamente diferentes. Una cuota de realidad que enamoró a los jóvenes de ayer y hoy, pues entrega una representación verídica de la sociedad.
Por esta razón, sus enseñanzas de vida valen tanto, pues no nacieron desde una utopía, sino de una animación que parece de carne y hueso.
1. Ser empáticos
Si bien en Hey Arnold! los personajes recién van en cuarto grado, eso no los detiene a la hora de entender, o intentar entender, las emociones de sus amigos y compañeros.
Existen muchas ocasiones en las que los personajes deben pasar por momentos complejos. Como las incontables veces en que Yuyin se cae y termina lleno de vendas, pero eso no impide que vuelva a ser considerado por sus amigos al momento de armar equipos. O las veces en que Helga Pataki está acomplejada (y enojada) por alguna situación y Arnold siempre está ahí para preguntarle si está bien y si puede ayudar en algo.
Esta actitud tan amable de Arnold la vemos con todos los personajes. Siempre preocupado y empatizando con las emociones de sus amigos, intentando ayudar a todos.
Como olvidar el capítulo en que el niño cabeza de balón ayuda al chico del pórtico a salir de él. No termina bien, pero ayudó a un amigo a superar un gran miedo. ¡Qué buen tipo que es Arnold!
2. Apreciar la diferencia
Esta animación nos presenta diversos personajes, cada uno con distintos gustos y personalidades. Sin embargo, estas diferencias no los detienen para ser grandes amigos.
Como el capítulo en que a Arnold le empieza a gustar Lila Sawyer y Helga entra en crisis, intentando cambiar su imagen. Esto provoca burlas de su familia, sus amigos y de la misma Lila. En esta ola de bullying, Arnold hace de intermediario aplacando las burlas de sus amigos y apoyando a Helga, dándole a entender que no necesita los cambios, pues ella es linda tal como es. ¡Un tierno nuestro pequeño!
3. Poner límites sanos
A pesar de no tener padres presentes, los abuelitos de Arnold son el fiel ejemplo de límites sanos. Mantienen comunicación con él, están presentes cuando Arnold los necesita y le permiten tener la libertad necesaria para un niño de 9 años.
Esto también los vemos en Arnold, quien a pesar de siempre ser muy amable, tampoco permite que lo pasen a llevar. Y es que cuantas veces no vimos a Arnold pararle los carros a Helga cuando se ponía pesada (y no, estar enamorada de él en secreto no es excusa).
4. Hacerle frente a la adversidad
Hey Arnold, personajes animados pero al mismo tiempo muy reales. Y es que, sacando a los pequeños, uno de los personajes más icónicos que representa la valentía y la resiliencia es la abuela de Arnold.
La abuela siempre sabia que decir en el momento justo, ¡ella si revisaba sus privilegios! En cada capítulo en que se necesitaba el coraje para criticar o actuar frente a algo complejo e injusto, la abuela estaba presente. Siempre con su locura y sabiduría propia de una abuelita aguerrida. De hecho, recordemos que fue ella quien ayudó a su nieto a liberar a Mandíbulas.
5. El amor es complicado
Last but not least, tenemos uno de los tópicos principales de Oye Arnold!, EL AMOOOOOG. En esta animación tenemos uno de los triángulos amorosos más icónicos de los 90. Lila, Helga y Arnold, aunque el niño cabeza de balón no tuviera idea realmente de los sentimientos de Helga (ni del altar en su pieza), para los espectadores, era la historia de amor más desgarradora.
Si bien, Helga no sabía demostrar su cariño, siempre estará en nuestra mente él: “Te odio, pero te amo, pero te odio…”, pues seguro más de alguien se ha sentido identificado con esa frase. Y es que en el fondo todos queríamos que los tortolitos terminaran juntos y tuvieran una linda historia de amor como los abuelitos de Arnold, pero bueno, eso es harina de otro costal.
No esperes y revive todos estos momentos icónicos, tal vez encuentres más aprendizajes de esta divertida serie. ¡Y no lo olvides, alguien tiene que ver el lado positivo de la vida!