¡Conoce más!

¡No te pierdas nuestros estrenos!

Suscríbete a nuestro newsletter

Novedades

Pinky y Cerebro:

la historia real que inspiró la serie

Escrito por:

Publicado: 21 de Febrero 2023

Tiempo de lectura: 2 minutos

Fotografía:

Personajes de la serie animada Pinky y Cerebro
Fuente: Warner Bros Pictures

“—Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche? —Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky. ¡Tratar de conquistar al mundo!”. ¿Cómo olvidar esa mítica intro de una de las series más queridas de los 90? Pinky y Cerebro representa la infancia de muchos adultos de hoy en día, que disfrutaron de las aventuras y locuras de este par de ratones de laboratorio.

Esta divertida caricatura, que gracias a los planes de televisión VTR podemos ver gratis en HBO Max, fue creada por Tom Ruegger y producida por Steven Spielberg. Su simpática historia acerca de dos roedores que todas las noches buscan ser los dueños del mundo cautivó a la audiencia, convirtiéndose rápidamente en una dúo icónico de la cultura pop.

Pero lo que muchos no saben es que Pinky y Cerebro están inspirados en dos personas que verdaderamente son muy parecidos en la vida real. ¿De quiénes se trata? ¿Cómo es que llegaron a ser usados como base para los personajes? Todo te lo contamos a continuación, pues te traemos la historia detrás de Pinky y Cerebro.

Escritores como musas inspiradoras

Resulta que las personas de quienes se tomaron rasgos de personalidad para crear a la dupla protagonista, eran parte del staff de Tiny Toons. Hablamos de Tom Minton y Eddie Fitzgerald, escritores que, de hecho, eran muy buenos amigos, así como también lo son Cerebro y Pinky.

Los parecidos entre estos ratones animados y los dos guionistas, van desde la manera en que hablaban hasta expresiones que utilizaban en su día a día, y que se convirtieron en frases clásicas de los personajes. Por ejemplo, el infaltable “¡Narf!” de Pinky.

La historia cuenta que Tom Ruegger (responsable del diseño de Pinky y Cerebro y otras series infantiles) estaba a lado de la oficina de Minton y Fitzgerald. Allí, se fijó en que ambos tenían formas de ser muy diferentes, pues mientras que uno hablaba bajito, el otro era más histriónico. ¡Una pareja dispareja!

En un artículo de The Ringer, Tom Ruegger contó cómo nació la idea de crear a Pinky y Cerebro:

“Tom Minton hablaba en voz muy baja, muy tranquila. Era muy divertido, pero para entenderle bien tenías que acercarte más. Eddie Fitzgerald era un buen amigo suyo, con una voz mucho más fuerte y bulliciosa. Yo los tenía al lado de mi oficina, y cuando Tom decía algo que Eddie encontraba muy divertido, simplemente explotaba de risa diciendo “¡Narf! ¡Eso es asombroso, Tom!”.

Ruegger agregó que “literalmente dijo la palabra “Narf”. Yo pensé, ¿qué están haciendo ahí dentro? Porque Tom está susurrando y es como si estuvieran planeando conquistar el mundo”. ¿Quién dijo que tus colegas no pueden ser fuente de inspiración?

Pinky abrazando a Cerebro
Fuente: Warner Bros Pictures

Así las cosas, Tom Minton fue la base para Cerebro, mientras que Fitzgerald sirvió para crear a Pinky. Pero las cosas no se quedaron solo en rasgos de personalidad, pues el diseño también tomó aspectos físicos de estos guionistas. Bueno, quizá no tanto.

Sucede que en el equipo también estaba Bruce Timm, diseñador de personajes de Warner Bros Animation. Él solía hacer caricaturas de sus compañeros de oficina, simplemente para echar la talla un rato. Pero cuando Tom Ruegger vio los dibujos que Timm había hecho de Minton y Fitzgerald, le puso encima orejas y narices rojas como de ratones, dando origen así a los primeros bosquejos de los personajes.

De esta manera comenzó la historia de esta entretenida dupla de ratones, con una primera aparición entre 1995 y 1998 en Animaniacs, y ya luego en su propio show, desde 1998 a 1999. Desde entonces, Pinky y Cerebro han aparecido en varios programas de televisión, videojuegos y cómics, y se han convertido en uno de los dúos más icónicos de la cultura popular. La serie sigue siendo recordada por su humor ingenioso y su capacidad para hacernos reír con las ocurrencias de Pinky y los planes descabellados de Cerebro. ¡Quizá no conquistaron el mundo, pero sí nuestros corazones!